Entrevista con Dario Azzellini

Comunas y control obrero en Venezuela

“Las comunas deben ser el espacio sobre el cual vamos a parir el socialismo”, son palabras pronunciadas por Hugo Chávez en uno de sus famosos programas de radio “Aló presidente”. Hemos entrevistado a Dario Azzellini* para hablar de las comunas venezolanas y de las nuevas formas de participación, así como de sus éxitos, dificultades y contradicciones. Dario Azzellini ha investigado y documentado estos temas a lo largo de toda la Revolución Bolivariana. Haymarket Books acaba de publicar en edición de bolsillo su libro Communes and Workers’ Control in Venezuela.

En su libro usted habla de un “proceso en dos direcciones” en Venezuela, desde arriba y desde abajo, ¿puede explicarlo?

Tradicionalmente algunas personas consideran que el cambio se hace desde arriba, de modo que hay que tomar el poder estatal y el gobierno, y entonces se cambia todo desde arriba. Otras no están de acuerdo y defienden que se tiene que hacer todo desde abajo hacia arriba y desde la base, y superar el Estado.

Creo que Venezuela muestra que el Estado está ahí lo queramos o no, no se desvanece si se le ignora. Por otra parte, también tenemos la experiencia de que si se intenta cambiar algo desde arriba sin tener en la sociedad estructuras autoorganizadas para apoyarlo, entonces la conciencia del pueblo no ha cambiado verdaderamente y todo se puede venir abajo como un castillo de naipes en unos segundos después de perder el poder estatal.

Un rasgo característico de unos cuantos procesos recientes en América Latina y especialmente en Venezuela, con todas sus dificultades y contradicciones, ha sido la combinación entre algunos tipos de cambios y reformas desde arriba con una fuerte autoorganización en la base. Además, si lo observamos, especialmente en Venezuela, muchas de las propuestas que tuvieron éxito, desde las empresas recuperadas a la autogestión local de consejos comunales y comunas, fueron creadas por el pueblo, desde abajo, y después Chávez las tomó y convirtió en políticas del gobierno.

El enfoque “de dos direcciones” significa que estos intentos de cambiar desde arriba y desde abajo se hacen al mismo tiempo. Desde un punto de vista lógico se puede tener una lógica de abajo hacia arriba en algunas instituciones estatales al tiempo que también se puede tener una concepción jerárquica de arriba hacia abajo en alguno de los movimientos populares. Así pues, es más complicado de lo que parece.

¿Qué contradicciones surgen?

Hay fuertes contradicciones, sigue siendo una relación constante de cooperación y conflicto porque son dos lógicas completamente contradictorias aunque afirmen perseguir los mismos objetivos.

La lógica de una institución siempre es medir todo con estadísticas, aunque la lógica social a menudo no se puede medir en estadísticas. Cuando trabajé en Venezuela con los consejos comunales, podía haber comunidades que, por ejemplo, empezaba a reunirse una vez a la semana para ver juntos una película y luego discutir o podían empezar a cooperar con el consejo comunal vecino acerca de cuestiones comunes, quizá resolviendo algún conflicto que existía desde hacía mucho tiempo entre las comunidades (¡y nadie recordaba por qué!).

Al mismo tiempo, desde un punto de vista institucional, un organismo gubernamental o un ministro que es responsable de la creación de estos consejos comunales tiene que demostrar su valor al siguiente nivel institucional, tiene que cuantificar algo. El ver una película o cooperar con la comunidad vecina no encaja en ninguna estadística. Pero si esta comunidad construye dos kilómetros de una nueva carretera asfaltada, ¡entonces es magnífico! Para demostrar que han hecho algo se puede informar de dos kilómetros de carretera, de los metros cúbicos de asfalto que se necesitan y del dinero gastado. Sin embargo, desde un punto de vista social y político, es mucho más valioso ver una película o cooperar con la comunidad vecina.

La lógica de la institución siempre es una lógica de representación y siempre cuestiona cualquier organismo no representativo aunque formalmente esté de acuerdo con él. Cualquier persona que ocupa un puesto en una institución y tiene que dar explicaciones acerca de lo que hace a su jefe y a su institución está cansada de dejar decidir a la gente. ¿Y si la gente se equivoca? De modo que esta persona puede sentirse inclinada a decidir ella misma qué es lo mejor. Siempre hay estas lógicas contradictorias.

Además, existe la contradicción de una asimetría de poder. Las instituciones controlan las finanzas y tienen un acceso privilegiado a los medios de comunicación y a otros niveles institucionales. Por consiguiente, hay que tener en cuenta esta asimetría de poder.

¿Qué ocurre con las luchas en las que el Estado estaba (al menos en principio) en uno de los lados, como las luchas por el control obrero?

También hay estas contradicciones en casos como las ocupaciones de empresas. Por ejemplo, unos obreros pueden ocupar una empresa dada y una institución que tuviera mucho interés en apoyarlos puede acudir inmediatamente y al cabo de dos semanas expropiar la empresa. Pero los trabajadores no tienen tiempo de formar un colectivo, de crecer en la lucha, de pensar verdaderamente qué desean.

Entonces esta empresa expropiada difícilmente se podría convertir siquiera en una empresa autogestionada y controlada por los obreros porque no podría crecer orgánicamente. Al mismo tiempo la institución que intervino o la nueva administración podría no tener interés en dar el control a los obreros e incluso sabotear activamente y dificultar el control obrero. Y una vez que se introdujeran los consejos obreros tratarían de minarlos, de cooptarlos o de reducirlos a organismos consultivos sin ningún poder real, aunque los trabajadores luchen y sigan luchando por la participación y el control de los obreros.

Así que por eso afirmo que es una lógica constante de conflicto y cooperación entre estos dos: entre el poder constituyente (trabajadores, movimientos populares, etc.) y el poder constituido (instituciones estatales) . Y que eso es el motor de la historia.

Por consiguiente, con todos los problemas que han asolado a los recientes procesos latinoamericanos debido a presiones del exterior, de la derecha, desde dentro, a los errores cometidos, etc., lo ocurrido en los últimos veinte años tiene la impronta tanto del poder constituido como del constituyente y se basa en la fricción entre estos dos poderes.

Resulta interesante que estemos acostumbrados a ver la lucha de clases por el Estado o fuera del Estado, pero aquí en cierto modo se lleva a las instituciones...

Está tanto dentro como fuera, ¡se podría decir que está “dentro, fuera, con, contra y más allá” del Estado y las instituciones! Es verdaderamente complicado y contradictorio. Tenemos que tener en cuenta que son (en el mejor de los casos) instituciones burguesas, así que tienen tendencia a asimilar y cooptar todo, no a construir el socialismo o la participación, como es obvio. Se trata, por consiguiente, de una lucha muy complicada y contradictoria, lo cual ha sido un elemento importante en países como Venezuela.

En países que se han construido en torno a unas pocas industrias extractivas, petróleo en el caso de Venezuela, la lucha de clases no ha sido directa sino que más bien ha sido en su mayor parte una lucha para acceder al Estado, que era el gran distribuidor de la renta del petróleo. Eso era cierto incluso antes de Chávez. Había capitalistas privados que trataban de conseguir la mayor cantidad posible de dinero, mientras que los trabajadores también dirigían sus reivindicaciones al Estado. Después de 1998, con la elección de Chávez, esta lucha se desplazó también al interior del Estado y ahí sigue.

Creo que, por desgracia, la enorme presión exterior está silenciando demasiadas contradicciones y luchas. En un momento en el que la amenaza del exterior es tan fuerte muchos de los movimientos que tendrían críticas que hacer tienen que cerrar filas porque, obviamente, si la oposición recupera el poder o si Estados Unidos interviene militarmente, directamente o utilizando a Colombia como intermediario (que creo es lo más probable), entonces no habrá siquiera la posibilidad de tener estas discusiones porque se eliminará todo lo que haya hecho la Revolución Bolivariana.

Vamos a dar un pequeño rodeo. Siempre que se habla de Venezuela en los medios de comunicación, o incluso en círculos de izquierda, nunca se centra el foco en esas luchas o en los nuevos modelos de participación, sino que siempre se centra en sus supuestas deficiencias desde la perspectiva de la “democracia liberal”. Pero usted argumenta en su libro que esa no es la “vara de medir” adecuada o más relevante, ¿por qué? 

La Revolución Bolivariana es una consecuencia del fracaso de la democracia liberal. Eso no es específico de Venezuela, la democracia liberal ha sido un fracaso en todas partes. En el pasado reciente hemos visto a millones de personas en las calles porque creen que la democracia liberal no es democrática. Todos los movimientos nuevos, progresistas o de izquierda, que hemos visto emerger son consecuencia de la naturaleza no democrática y de los fracasos de la democracia liberal. Y se puede decir lo mismo de los movimientos populistas de derecha que vemos en Europa o en Estados Unidos con Trump.

Incluso el término “democracia liberal” es una contradicción en sí mismo porque tenemos que recordar que liberalismo y democracia eran dos opuestos. Estuvieron luchando entre sí durante cientos de años. La democracia liberal surgió cuando los liberales lograron excluir las esferas económica y social del proceso democrático, y reducir así la participación en la esfera política por medio del acto de votar por representación. Por lo tanto, de hecho la democracia liberal tiene muy poco que ver con democracia.

El punto de partida para Venezuela y la mayoría de los movimientos en América Latina es el fracaso de la democracia liberal, el no haber permitido los avances sociales, el no haber mejorado la vida de las personas, el no ser democrático, el no lograr hacer que la gente sienta que su opinión es importante. Si este es el punto de partida no podemos criticar o medir lo que ocurre con la vara de medir de la democracia liberal. Lo que hay que superar es la democracia liberal.

Desde el inicio mismo de la Revolución Bolivariana y con la Constitución de 1999 hay un énfasis nuevo en la participación y la democracia protagónica, y hay varios experimentos, algunos con éxito, otros no tanto, hasta llegara a los consejos comunales. ¿Por qué los consejos comunales fue lo primero que verdaderamente tuvo éxito?

Desde el inicio de la década de 2000 el Gobierno bolivariano ya estaba pensando en mecanismos de participación popular en las decisiones institucionales. Los primeros ejemplos reflejaron experiencias que ya existían en otros lugares, como los presupuestos participativos. Entonces empezaron a experimentar con la creación de organismos que unieran a representantes institucionales (esto es, municipios) y representantes del movimiento popular. Y esos experimentos fracasaron porque eran organismos en gran parte representativos con una desigualdad o asimetría de poder muy clara, como señalé antes, lo que hizo que fuera imposible tener algún tipo de autonomía o toma de decisión de base.

Estas dificultades no fueron exclusivas de alcaldías o municipios de la oposición, también se dieron en los chavistas. Los consejos comunales fueron el primer intento de separar lo más posible esas estructuras (1). Un consejo comunal es la asamblea de un territorio autoelegido. En las zonas urbanas comprende a entre 150 y 200 familias o unidades de vida, en las zonas rurales a entre 20 y 30 y en las zonas indígenas, que todavía están menos pobladas, a entre 10 y 20, y ellas deciden por sí mismas cuál es el territorio de la comunidad. El consejo comunal es la asamblea de todas las personas de la comunidad que decide sobre todas las cuestiones.

Los consejos comunales forman grupos de trabajo para diferentes cuestiones dependiendo de sus necesidades: infraestructura, agua, deportes, cultura, etc., y estos grupos de trabajo elaboran propuestas que entonces son votadas por la comunidad en asamblea para establecer qué es lo más importante. A continuación las instituciones públicas financian los proyectos. La estructura de financiación que se creó ya no está vinculada a las instituciones representativas a nivel local, que las habrían llevado a esa competición directa y desigual que mencioné antes. En vez de ello se situó a nivel nacional o al menos regional, lo que creó la posibilidad de tener una capacidad de crear proyectos y una toma de decisión más centrada en la comunidad y más independiente.

¿Cuántos consejos comunales hay en Venezuela y cómo se llega a las comunas?

Hoy en día hay formalmente 47.000 consejos comunales. Evidentemente es una cantidad enorme y, sinceramente, no creo que todos ellos funcionen como asambleas populares democráticas. Habrá muchos que probablemente no funcionen verdaderamente, especialmente con la crisis económica. En otros casos funcionarán gracias a unos pocos activistas que cuentan con el apoyo aunque no la participación activa de la comunidad, mientras que muchos otros verdaderamente funcionan como asambleas comunitarias.

El siguiente paso fue la creación de las comunas, que también empezaron por decidir sí mismas el territorio. No tienen que corresponderse con las divisiones territoriales oficiales, se pueden extender por diferentes municipios e incluso estados. Por ejemplo, en las afueras de Caracas hay comunidades que formalmente pertenecen al estado de Vargas en la costa, pero debido a la cordillera no tienen ni siquiera una carretera que las conecte con Vargas. Su infraestructura y las relaciones culturales las establecen con Caracas, así que forman comunas conjuntamente con comunidades que oficialmente son parte de Caracas.

Las comunas en las zonas urbanas normalmente están formadas por entre 25 y 40 consejos comunales, y en las zonas rurales por entre 6 y 10 o 15, depende. Y también participan en ella no solo los diferentes consejos comunales sino también otras organizaciones que existen en el territorio. Pueden ser organizaciones de campesinos o la radio comunitaria u organizaciones como Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora. Todas las organizaciones que existen en el territorio participan en las asambleas de la comuna.

¿Cómo funcionan las comunas?

La comuna es solo un lugar para coordinar propuestas y llevarlas adelante. Las decisiones básicas se siguen tomando en los consejos comunales. Y el siguiente paso adelante sería una ciudad comunal, que no se estructuraría necesariamente como una ciudad sino que estaría formada por diferentes comunas. Hay algunas ciudades comunales, aunque todavía no haya ninguna ley sobre ellas.

Es un modelo familiar. Los consejos comunales empezaron creándose desde abajo, con diferentes nombres, algunos incluso tuvieron respaldo institucional y ninguna ley que los regulara. Entonces Chávez conoció estas asambleas y las denominó consejos comunales, y para cuando se hizo la ley en 2006 ya estaban en funcionamiento unos 5.000 de estos consejos comunales. Lo mismo ocurrió con las comunas. Se empezaron a crear porque las comunidades necesitaban a una estructura mayor para decidir acerca de proyectos más grandes y para cuando se aprobó la ley sobre las comunas ya existían cientos de ellas.

Y tuvieron que presionar a las instituciones para que las reconociera y las registrara oficialmente como comunas, porque durante los primeros años las instituciones declaraban a todas las comunas “comunas en construcción”. Desde una lógica institucional les interesa declarar que la mayor cantidad posible de comunas necesita su apoyo. Una vez que se declara que un comuna está en funcionamiento ya no es el caso, así que al final las comunas tuvieron que obligar a las instituciones a registrarlas.

¿Y cuantas comunas existen hoy en día?

Ahora hay unas 1.600 comunas registradas. Como en el caso de los consejos comunales, diría que hay de tres tipos. Algunas ya no funcionan verdaderamente una vez que desapareció el apoyo estatal debido a la crisis, otras siguen funcionando gracias a algunos activistas bien organizados que hacen el trabajo pesado con el apoyo de las comunidades pero sin que las asambleas se reúnan regularmente y otras siguen funcionando bien.

Una cosa que afirmaría sin lugar a dudas es que las comunas que funcionan son las estructuras que más éxito tienen a la hora de afrontar los problemas a los se enfrenta la gente. Existen experimentos interesantes con enormes instalaciones de producción controlada por la comunidad o empresas cerradas que fueron tomadas por la comunidad y los trabajadores para establecer todo tipo de producción. Este tipo de cosas son muy relevantes en esos momentos de una crisis muy difícil que tensa las redes sociales al empujar a la gente a un mayor individualismo.

¿Cuál ha sido el papel de las mujeres en estos organismos participativos?

Las mujeres han sido su fuerza motriz. Yo diría que en los consejos comunales, especialmente en las zonas urbanas, más del 70 % de quienes asumen responsabilidades y llevan adelante la lucha son mujeres. Se debe a muchas razones. Por una parte, el modelo rentista de Venezuela ha generado gran cantidad de actividades especulativas e informales que no siempre proporcionan un trabajo regular y, naturalmente, esta situación empeora en épocas de dificultades económicas. Pero aunque esto afecta sobre todo a los hombres, las mujeres tiene experiencia del trabajo regular debido a todas sus otras responsabilidades (los hijos, el trabajo doméstico, etc.).

Por consiguiente, las mujeres son con mucho el centro de los hogares y el centro de la vida comunitaria, lo cual también tiene raíces históricas. Según las obras de antropología, en las sociedades caribeñas, como Venezuela, el comercio de esclavos transatlántico supuso que los hombres eran vendidos con más frecuencia, de modo que las mujeres eran la parte más estable de la sociedad esclava. Esto es una especie de consecuencia tardía de aquello, reforzada por el modelo económico de larga data.

Una de las características que usted ha mencionado es que los consejos comunales y las comunas se crearon de abajo hacia arriba y luego vino la legislación. Esto contrasta un tanto con la percepción (alentada por los medios) de que en cierto modo todo ocurría vía un decreto de Chávez…

Creo que una de las capacidades extraordinarias de Chávez era que fue capaz de captar lo que hacía la gente y lo que funciona, y después funcionar como un especie de altavoz. Propagaba esas cosas que él consideraba un éxito, algo que los politólogos podrían denominar “buenas prácticas”, y las daba a conocer ampliamente. Y, obviamente, como eran tan carismático y la gente confiaba en él, lograba que inmediatamente se discutieran y se difundieran, de modo que se expandían.

Así que contrariamente a lo que, como usted dice, se suele pensar, la mayoría de las iniciativas que Chávez lanzó y tuvieron éxito, lo tuvieron porque eran prácticas que la gente ya estaba haciendo. Las amplió, hizo que se conocieran mejor y ayudó a que se expandieran, y en un momento dado les dio un estatuto legal. Por supuesto, esto no es exclusivo de Venezuela. Por ejemplo, los trabajadores de Rimaflow en Italia (2) solían hablar acerca de que todas las leyes que favorecían a los obreros en Italia surgieron después de que ya existiera la práctica, después de que las diferentes luchas y huelgas ya hubieran forzado su entrada en vigor. De modo que incluso en lo que se puede considerar un contexto favorable, como Venezuela, estas “buenas prácticas” a menudo se implementan primero y después se hacen legales.

Respecto a la cuestión más amplia de las comunas, Chávez solía insistir en que las comunas eran la “vía venezolana al socialismo”. ¿Cómo nos ayudan las comunas a alcanzar el socialismo?

Según Marx, la comuna es la forma política al fin descubierta que permite realizar la emancipación económica del trabajo (3). Es un paso de la descentralización, de la autogestión local, que está relacionado con el control obrero y de la comunidad, lo cual es muy importante como paso hacia el socialismo. Hace posible crear diferentes valores, crear una conciencia diferente de abajo hacia arriba, crear una autoorganización orientada al avance colectivo del pueblo en comunidades que superan el capitalismo.

Las comunas permiten una superación tendencial de la separación entre las esferas política, económica y social al convertir más recursos en bienes comunes gestionados por la comunidad (tendencial porque sigue siendo una estructura paralela en medio de estructuras representativas e institucionales todavía existentes, y del capitalismo en general). Esto es lo que era el socialismo en la imaginación de Karl Marx y de muchas otras personas.

¿Se pueden ver estos avances de estas formas participativas de democracia en un contexto más global, relacionado con el fracaso de la democracia liberal del que hablábamos antes?

Por supuesto. El último gran clamor del socialismo de consejos fueron los consejos obreros de principios del siglo XX. Después de aquello el modelo de representación también se apoderó de la izquierda y de los movimientos comunistas, y se impuso como modelo hegemónico incluso para las transformaciones socialistas.

Así que estas corrientes se volvieron minoritarias mientras que el modelo fordista de producción también se reflejaba en una idea de socialismo como paradigma representativo y de arriba a abajo. Ahora que el fordismo está agotado como modelo de producción, la democracia liberal como modelo político que sirve al fordismo también está llegando a sus límites. Deberíamos recordar que los derechos no se obtuvieron debido a la democracia liberal, se impusieron a la democracia liberal, se ganaron en la lucha. Durante un tiempo fue posible empujar y hacer avanzar las luchas progresistas dentro del marco de la democracia liberal, pero a todas luces ya no es el caso ahora.

Por eso estamos asistiendo ahora a un renacer de las ideas socialistas/comunistas/anarquistas, como se las quiera llamar, de modelos de autogestión, de democracia de consejos, de socialismo autooganizado. El primer caso visible internacionalmente fue el levantamiento zapatista en Chiapas, lo vimos en Venezuela como hemos dicho antes, pero también en lugares como Argentina, Bolivia e incluso Kurdistán, siempre en formas diferentes. Lo vimos en las recuperaciones de empresas que hubo en todo el mundo, lo vimos en Occupy Wall Street y el 15M, en Gezi y Tahrir, así como en muchos otros casos de los que apenas hemos oído hablar, por ejemplo en África.

En resumen, afirmaría rotundamente que hay un renacer de estos conceptos e ideas de socialismo basado en la democracia directa, democracia de consejos, basado en la autogestión, en la autoorganización, en esta larga historia de personas que se organizan la vida.

Volviendo a las comunas venezolanas, una de las discusiones/debates dentro de este espíritu de conflicto y cooperación con el Estado es que una vez que se crea un Ministerio de las comunas existe el riesgo de que empiecen a ser consideradas un simple sector de la sociedad y no algo que se supone va a reemplazar al Estado a largo plazo…

Ese es exactamente uno de los problemas. Chávez fue muy claro acerca de que la idea de democracia de consejos reemplazara al marco institucional y acuñó el término de “Estado comunal”, que en cierto modo es un oxímoron porque ¡si es comunal ya no es Estado! Pero esta es una vieja confusión en todo el movimiento socialista y comunista. Por ejemplo, Marx insistía en que la Comuna de París no era un Estado en absoluto, sino un gobierno, mientras que los consejos comunistas de principios del siglo XX argumentaban fundamentalmente que la democracia de consejos no es un gobierno (algunos de ellos lo llamaron después Estado proletario).

Chávez insistía, y era categórico, en que en un momento dado las comunas deberían superar el Estado burgués. No está tan claro si entre los altos cargos del gobierno y los actores institucionales del resto de Venezuela se mantiene el mismo punto de vista, hay muchas personas que consideran que las comunas son una especie de estructura permanente paralela a los organismos representativos.

Y en el ámbito local a menudo hay conflictos con las comunas, que pueden ser consideradas una amenaza…

Sí, sin lugar a dudas. Con mucha frecuencia las administraciones locales y regionales están en conflicto con las comunas porque las consideran una amenaza directa ¡y son una amenaza directa! ¡Esa es la cuestión! Son estructuras representativas que tiene que ser superadas por el sistema comunal. Por supuesto, políticamente se supone que tienen que apoyarlas y no luchar contra ellas, pero esto se remonta al choque entre la lógica participatoria/comunal y la lógica representativa del que hablé antes.

Hablemos del control obrero, que es un tema que usted aborda con gran detalle en su libro. ¿Cómo afectó esta lógica de conflicto y cooperación a las luchas por el control obrero, por ejemplo en las industrias básicas del estado de Bolívar?

Les afectó de una forma muy problemática. Toda la lucha del control obrero en Bolívar, en las industrias pesadas (aluminio, hierro, acero) no avanzó en absoluto. A lo largo de los años hubo muchos intentos, pero finalmente se estancaron, mientras que al mismo tiempo la producción tampoco avanzó verdaderamente. La corrupción y el sabotaje en los que estaban involucradas las estructuras de poder locales, la resistencia institucional y las contradicciones dentro del movimiento de los trabajadores abocaron la lucha al fracaso. Las industrias básicas se encuentran actualmente en una situación verdaderamente preocupante.

En otros casos, como la empresa estatal Lácteos Los Andes (un gran productor de leche, yogur y zumos) y Aceites Diana (el mayor productor de margarina y aceite), hubo fuertes luchas obreras en 2013 y a consecuencia de ellas el Gobierno accedió a que se introdujera gradualmente el control obrero pero, aún así, la cuestión no avanzó. Ha habido éxitos a escala más pequeña, por ejemplo las instalaciones de producción tomadas por los obreros junto con las comunas. También está Proletarios Uníos, que era el productor brasileño de la cerveza Brahma y ahora embotella agua potable de un manantial profundo. También han establecido la producción de alimento para animales, todo en cooperación con las comunas vecinas, por ejemplo, haciendo canjes con otra empresa controlada por trabajadores que cría pollos.

Para terminar, actualmente hay en Venezuela una crisis económica y una guerra económica muy claras. ¿En qué situación quedan el modelo de comunas y de control obrero? ¿Siguen siendo el camino que hay que seguir?

Yo diría que sí. Con todos los problemas y contradicciones que hay, la “nueva Venezuela” del pueblo, la nueva idea del socialismo, del colectivismo, se está desarrollando en las comunas, en los consejos comunales y en las empresas recuperadas. Y esto no es solo un debate académico. Deberíamos recordar, por ejemplo, que durante el sabotaje del petróleo o el cierre patronal de 2002-03 los obreros que tomaron el control salvaron las industrias pesadas y la industria del petróleo. Los trabajadores organizados y las comunidades siempre han ofrecido la defensa más incondicional de la Revolución Bolivariana.

Pero, obviamente, con la crisis económica y la muerte de Chávez el contexto actual no es favorable para las comunas y el control obrero. Puede que hace unos años se tuviera la esperanza de que el gobierno lo iba a resolver todo, pero hoy en día la mayoría de las organizaciones y movimientos de base, y la mayoría de las comunas están convencidos de que son ellos quienes tendrán que construir el socialismo. Apoyan al gobierno en evitar una intervención militar, en la lucha contra el bloqueo financiero y la guerra económica, y entienden que tienen que cerrar filas o de lo contrario desaparecerá hasta la posibilidad misma de discutir más cambios estructurales. Pero no esperan que se tome desde arriba ningún paso significativo al socialismo, sino que esperan que se les dé espacio para seguir construyendo el socialismo desde abajo.

 

Notas:

(1) Chávez afirmó a este respecto “[…] se cometió un grave error, los consejos comunales no se pueden convertir en extensiones de las alcaldías […]. Sería matarlos […] antes de que nazcan” (Aló Presidente 246).

(2) Rimaflow, anteriormente una fábrica de tubos de aire acondicionado para BMW en Milán, fue tomada por los obreros cuando el dueño la abandonó y ahora se dedica a diferentes actividades, desde reciclar palés industriales a producir licor artesanal. Para saber más, véase la entrevista anterior a Dario Azzellini o el documental “Occupy, Resist, Produce” (de Dario Azzellini y Oliver Ressler).

(3) Karl Marx describió la Comuna de París en estos términos: “[…] Era en esencia el gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política descubierta, al fin, bajo la cual podía llevarse a cabo la emancipación económica del trabajo”.

Fuente: https://www.investigaction.net/en/communes-and-workers-control-in-venezu...

(Foto: "Cosecha de maíz en El Maizal" / Prensa El Maizal)


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