El arte de privatizar la guerra

Entrevista / "Mercenarios" del siglo XXI

Es para preocuparse: los conflictos bélicos del siglo XXI cuentan con una creciente participación de "soldados civiles", personas que trabajan para empresas privadas de seguridad que reemplazan a los tradicionales ejércitos. Dario Azzelini, un experto en la materia, revela los pormenores de un negocio que mueve 100 mil millones de dólares anuales.

Las compañías militares privadas, de un tiempo a esta parte, han irrumpido en el plano operativo de las guerras y conflictos internacionales. Ahora los ejércitos y los soldados han dejado de ser las "puntas de lanza" tradicionales en el ambiente bélico, su lugar está siendo ocupado por "grupos armados privados" y "civiles" que intentan implantar o asegurar el dominio de un Estado e incluso de las transnacionales. Pero, sobre todo, luchan por un negocio que mueve alrededor de 100 mil millones de dólares anuales en el orbe.
El politólogo alemán Dario Azzelini ha presentado esta semana la edición para nuestro país de La privatización de las guerra$ -con el apoyo del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib)-, una compilación en la que muestra, junto con el coautor Boris Kanzleiter, ejemplos palpables e históricos de estas nuevas formas de conducción del conflicto bélico. Un área donde la privatización, una estrategia del modelo económico neoliberal, no ha querido estar ausente. Irak es el más claro ejemplo y Colombia su laboratorio. Domingo habló con este experto tras su corta estadía en suelo boliviano, para confirmar que, como él plantea, "la realidad a veces es más increíble que la ciencia ficción".


¿Cómo puede resumirse el libro?
Trata de algo que la opinión pública no conoce: la privatización de la guerra. No es del negocio de las armas, sino del encargar a compañías privadas las tareas militares de un Estado. Algo que se está volviendo una constante. A eso apunta el libro: demostrar cómo los países imperialistas usan estas empresas y grupos paramilitares para sus intereses estratégicos, y en franca unión con las transnacionales. Ahí tenemos los ejemplos de Irak, Colombia, Kurdistán, México, Guatemala, Yugoslavia, Afganistán, Indonesia, Congo, Angola…

¿Cómo son las "nuevas guerras"?
Muchas de ellas no son tan nuevas como nos quieren contar. Como que los conflictos étnicos en Yugoslavia o los problemas del gas en Bolivia son obra de gente incivilizada. Analizando los casos de Colombia y la ex Yugoslavia, por citar algunos casos, nos damos cuenta que detrás de los conflictos y las guerras están los intereses de ciertas élites económicas nacionales o transnacionales. Eso no es noticia, ya que siempre fue la causa.
Lo nuevo está en que mientras, anteriormente, la guerra era la interrupción de la economía, en pos de imponer otro modelo económico y establecer otros dueños del mismo, hoy tenemos casos en que la guerra es la mejor forma de capitalizar, o sea de hacer negocios, no sólo tomando en cuenta a la venta de armas. Agarremos el caso de Colombia, allí sin el conflicto interno sería imposible llegar a la transformación del sector de la agricultura para imponer la agroindustria, por ello se busca despojar a los pequeños y medianos campesinos de sus tierras mediante la guerra interna.

¿Qué papel juegan las transnacionales en este cuadro?
Un papel fundamental, principalmente las transnacionales que guardan estrecha relación con los recursos naturales, ellas son las que están trabajando con empresas privadas militares y grupos paramilitares donde sea necesario para asegurar sus negocios. Esto se lo vio en Angola, el Congo, Colombia o Indonesia, donde las empresas transnacionales financian los conflictos. Por ejemplo, en Colombia la Coca Cola financia grupos paramilitares, la Nestlé igual, la empresa Drummond Coal (la más grande compañía minera activa en el país) también. Hacer notar que no es la acusación de un activista de izquierda, sino que hay juicios en Estados Unidos contra estas empresas por estos hechos, incluso hay congresistas estadounidenses que dicen que la Drummond Coal ataca a los sindicatos mineros con paramilitares en las zonas que trabajan. Aparte, tenemos empresas como la Texaco, que en 1983 empezó con la formación de este tipo de grupos en Colombia. Y si pasamos a las empresas militares privadas, tenemos que las transnacionales comparten los gastos con el ejército de los Estados Unidos para engancharse en el negocio.

Irak es el más claro ejemplo de la privatización de la guerra…
No hay duda. Colombia es un laboratorio para esta privatización; en cambio, en Irak hay un uso masivo de estas compañías. Según estimaciones, en la guerra contra Yugoslavia uno de cada cien combatientes pertenecía a una empresa militar privada, en Irak el promedio llega a uno de cada diez e incluso más. Los datos son claros, tenemos entre 15 mil y 20 mil empleados extranjeros de empresas militares privadas en Irak, además de 15 mil militares iraquíes. Trabajan en todos los campos imaginables: el manejo de armas muy sofisticadas, como las utilizadas en la primera ola de ataques a Irak; la utilización de las estaciones de radar, incluso en Latinoamérica; el personal de seguridad del jefe militar norteamericano en Irak… Las operaciones militares más peligrosas son llevadas, por ejemplo, por la Blackwater Security USA, que hasta participó en acciones detrás de las líneas enemigas en Fallujah, cuando estaba ocupada por los insurgentes iraquíes. Es que el negocio es muy rentable, porque en suelo iraquí estos "especialistas" ganan hasta 1.500 dólares al día. Imaginémonos los millones que invierte Estados Unidos.

Hablando de ello, ¿cuánto dinero movilizan la guerra y los conflictos para estas compañías?
El negocio de la privatización de la guerra maneja alrededor de 100 mil millones de dólares, con una tendencia anual de aumentar un diez o veinte por ciento más. Una tercera parte del presupuesto militar de EEUU es destinada a estas empresas. En Norteamérica se privatizaron hasta los campos de entrenamiento para los soldados norteamericanos. Todo tiene una razón, muchas de esas compañías tienen como dueños o directores a ex militares, ex jefes o agentes de la CIA o de la National Security Agency, por lo cual hay nexos muy estrechos entre el Pentágono y ellas. De hecho, este tipo de empresas no actúa sin el permiso ni autorización del Pentágono. Pero esto no concierne simplemente al país del norte, también hay compañías militares privadas en Rusia, donde cualquiera que tenga el dinero exigido puede alquilar sus servicios, y se destina tanques, soldados y helicópteros a donde uno quiera. Hay empresas de esta índole igualmente en Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania, Hong Kong. Las filiales se esparcen por el mundo, por lo lucrativo que es el negocio.

¿A qué niveles llega la contratación de estas empresas?
Ni duda que EEUU es el principal cliente, pero también otros países. Incluso la ONU requiere de sus servicios para sus incursiones para implantar la paz, a pesar de que esta organización, al igual que el gobierno estadounidense, condena el empleo de "mercenarios" en cualquier conflicto. Todo tiene su razón, estas empresas son un recurso apetecible para confundir a la legislación internacional, al no tener claras sus responsabilidades y evitan cualquier control democrático. Para agarrar el ejemplo de EEUU, si se hace una intervención militar del ejército, ésta debe ser aprobada por el Congreso y el ejército debe rendir cuentas de ello. En el caso de la empresa militar privada ello no es posible, no le puede rendir cuentas ni al Senado o el Congreso y no necesitan el permiso de éstos para actuar. Las 20 compañías que actúan a nombre del Pentágono en Colombia nunca tuvieron que pasar por ninguna aprobación de esta índole, solamente fueron aprobadas por este órgano poderoso.

¿Qué papel juegan los medios de comunicación en este panorama?
No hay que generalizar, pero en la mayoría de los medios existe una tendencia a la monopolización, y como la mayoría de los mass media norteamericanos son parte de transnacionales, estos comparten sus intereses, puesto que al vivir de la publicidad de las empresas transnacionales es difícil que vayan a actuar en contra de algo que las molesta. El papel de los medios en la guerra, actualmente, no tiene nada que ver con informar, sino que más periodistas se ponen uniforme y van junto a las tropas. Es una lección que aprendió EEUU en Vietnam, porque allí los periodistas que andaban sueltos eran los que mandaban las fotos más horrorosas de los civiles vietnamitas asesinados, y escribían reportajes y mostraban la verdad de la guerra. Ahora a los periodistas hay que mantenerlos en la misma tropa, para que empiecen a pensar con la misma lógica de ella y los intereses militares de Estados Unidos.

Con estas empresas ya no hay ejércitos ni soldados, sino civiles…
Otro asunto preocupante es el personal que estas empresas reclutan. En Irak tenemos entre 2 y 3 mil soldados de élite del régimen racista de Sudáfrica, que tuvieron juicios por crímenes contra los derechos humanos y están trabajando en Irak supuestamente para instalar la democracia. Igualmente, hay 122 soldados chilenos que fueron sacados del ejército de su país por crímenes similares. Igual se han reclutado soldados de este tipo en Colombia y El Salvador, en las unidades especiales de la Policía de Brasil. Ahí está lo nuevo, que es bastante gente en Latinoamérica, antes los países clásicos de reclutamiento -aparte de EEUU, Francia e Inglaterra- eran las Islas Fiji, por la experiencia de los soldados en las misiones de la ONU, en Nepal y una parte de Filipinas.
La tendencia de emplear este tipo de soldados es creciente, pero no creo que se llegue al punto donde solamente haya "civiles" de las empresas privadas en el campo de batalla, porque los gastos son elevadísimos, porque, como dijimos, estos soldados ganan mucho. Incluso hay muchos efectivos de los Boinas Verdes que cuando acabó su tiempo de servicio forzado en Irak se dedicaron a trabajar para las empresas privadas porque ganan más.
La ventaja, aparte de que estas empresas están fuera del control democrático, de estar en una zona de impunidad organizada, es que los "civiles" no pueden ser llevados a la justicia militar. En Irak, qué justicia civil puede existir para perseguir los crímenes de los empleados de esas empresas. En Colombia, por ejemplo, el acuerdo con el Gobierno es que todos estos empleados no están sujetos a la justicia civil y militar colombiana. Otra ventaja es que los muertos civiles no aparecen en las listas oficiales, hubo combates masivos en Irak donde no aparecieron en ningún reporte militar, porque al no haber implicación de militares sino de empleados de esas empresas no hay necesidad de reporte. Y con ello se "tapa" un asunto que puede ir en detrimento de las tropas norteamericanas.

-Ya lo mencionó anteriormente, pero ¿esta impunidad e inmunidad va de la mano con la estrategia de EEUU para conseguir que sus soldados y civiles no vayan a la Corte Penal Internacional?
Se abre un cerco de impunidad e inmunidad con las empresas privadas, pero también con la presión de EEUU para firmar acuerdos con otros países para dar impunidad a sus soldados y civiles. Es la lógica del imperio, ya que intentan que en cualquier lugar del mundo este país es el único que tiene capacidad de juzgarlos, y en muchos casos lo van a hacer porque esa gente representa sus intereses. Las empresas militares privadas están amparadas por este cerco, hay un sinfín de hechos de impunidad en Colombia y en Perú. En Irak ni se llega a saber de ellos, porque los iraquíes no tienen a la prensa internacional a su favor. Para evitar que se conozcan estos hechos, hay una oficina en Bagdad que se ocupa de la indemnización de muertos que fueron asesinados por la omisión o error de los soldados de EEUU, se llegó a establecer que esa oficina tiene más de una docena de casos a la semana reportados, allí a lógica debería ser que esos soldados sean juzgados, pero se paga un máximo de 2.500 dólares a la familia de la víctima, no es una indemnización sino un "soborno" para que se callen.
Se está organizando un marco normativo mundial de impunidad, y esto responde a la necesidad de EEUU de intervenir cada vez de manera más rápida y menos controlable algunos conflictos para asegurar sus intereses económicos.

¿Las cárceles no escapan a esta realidad privatizadora?
Las cárceles en EEUU en su mayoría son privatizadas. Guantánamo mismo fue construida y es manejada por una empresa militar privada, todas son encargadas por el Pentágono. Y así la cárcel es otra área de impunidad geográfica que se construye para que las leyes no alcancen a ellas y donde los prisioneros sean objeto de un sinfín de vejámenes sin culpa. Hay presos en Guantánamo que se quedan tres años en condiciones infrahumanas, y luego de dos años cuando el Gobierno se da cuenta de que no había nada en su contra, salen con disturbios psíquicos y mentales. Es el caso más conocido, pero hay centenares de cárceles secretas de EEUU repartidas en el mundo y que llevan a cabo estos hechos inauditos, sin control. Si escuchamos el juicio sobre la cárcel de Abu Graib, donde los interrogatorios igual fueron manejados en gran parte por empresas privadas, la general que comandaba la cárcel dijo que allí entraba gente sin registrarse, incluso menores, es algo increíble, porque en estas cárceles no rige el derecho internacional de la guerra.

¿Actualmente el término "prisionero de guerra" sigue vigente?
EEUU ha incluido el término "combatiente enemigo", esto da lugar a una diversidad de vulneraciones a los derechos humanos. Como prisioneros de guerra tendrían derechos, pero no existe en el derecho internacional el término de "combatientes enemigos". Esto busca evadir que haya una guerra declarada, porque en el momento en que hay prisioneros de guerra se tiene que admitir que hay un conflicto bélico, pero al decir que son "combatientes enemigos", éstos pueden haber en cualquier momento y lugar, y significa que se puede realizar una acción militar sin declarar guerra, sin respetar acuerdos internacionales. Es una forma de brincar y no respetar nada del derecho internacional.

Ahora los tratados son insuficientes…
No totalmente. EEUU también tiene que respetar algunos parámetros, actúa de cierta manera para asegurar sus intereses pero maniobrando en zigzag para no perder el apoyo de los intereses internacionales o de otros países de ese "imperio". La salida debería ser que los países y EEUU acepten que hay que respetar tratados y leyes internacionales, hasta que no haya un desprendimiento en este sentido poco se puede llegar a pensar en la efectividad de una reestructuración en las leyes y tratados internacionales.

Al estar las transnacionales inmersas en la privatización de los conflictos y las guerras, ¿qué utilización hacen éstas de estas compañías militares privadas y con qué fines?
Una de las más conocidas es la Halliburton, que también es dueña de una empresa militar. Son fuerzas económicas increíbles, el presupuesto de la mayoría de las empresas transnacionales de hidrocarburos es más alto incluso que el presupuesto de Bolivia, y siguen sus propios intereses. Hay muchos nexos personales, la Halliburton es de Dick Cheney, vicepresidente de EEUU. Otra empresa "militar" que trabaja en software la Sight (correctamente: SAIC, nota del autor), es una de las principales firmas que participaron en el sabotaje petrolero en Venezuela, todos con ex dirigentes de la CIA y de la ex National Security Agency en su directorio. Todas esas empresas militares tienen nexos directos con empresas de hidrocarburos, minería y recursos naturales, porque esas firmas privadas militares les aseguran la posibilidad de sacar los recursos.
Es una amenaza grande, si las mismas empresas que aprovechan los recursos naturales tienen sus propios "ejércitos" o los pueden rentar, eso dibuja un panorama negro para el futuro, y sobre todo de Bolivia, que es rica en recursos, no sólo del gas, se habla también del agua, pero no se habla del uranio que tal vez haya. Especialmente en minería e hidrocarburos se ve una situación amenazante, porque esas empresas no van a renunciar a tener el control los recursos; la historia y la situación actual nos muestra que una manera para acabar con los movimientos sociales han sido los conflictos militarizados.
Y segundo, en esas empresas hay tendencia a regresar a una economía de enclave, como lo conocimos en la Colonia, cuando los españoles ponían un puerto, un ingenio azucarero y sacaban el jugo de caña del país. Sin construir estructuras en el país, había un contingente de tropas que cuidaba el ingenio y se sacaba la producción. Lo mismo pasa en Irak y en Colombia. Lo que importa es sacar los recursos a EEUU o Europa, esa economía de enclave se aplica en diferentes partes del mundo.

¿Qué opinión le merece la policialización militar en América Latina?
Las Fuerzas Armadas en vez de representar el interés del país y su soberanía, siempre representaron a las élites y por ello hicieron uso represivo de su fuerza dentro del país. Cuando se utiliza a las Fuerzas Armadas en contra de los movimientos sociales que intentan defender los recursos, actúa en contra de la soberanía. En América Latina siempre tuvieron ese papel represivo, no es novedad, hoy esto se sigue dando. Luego vinieron facciones militares con otras ideas progresistas pero eso no menoscaba la realidad. Hoy uno de los pocos ejércitos que pudiera tener un apoyo masivo del pueblo, y jura al pueblo, es el de Venezuela, pero en comparación a otros ejércitos, aunque se haga la propaganda de militarización de Venezuela, es un ejército muy pequeño, tiene 60.000 soldados en una población que llega a 25 millones de habitantes.
Y otro punto es la corrupción inserta aún en las altas esferas castrenses. La mayoría de las armas vendidas de manera ilegal en EEUU viene del ejército. La corrupción es algo común, incluso se dio en Alemania, un paladín en el tema, donde recién se estableció que el gobierno de Kohl tomó decisiones compradas por transnacionales petroleras. En otros lugares, como Latinoamérica, la cúpula militar vive de eso, en Colombia y en México una parte vive del narcotráfico.

¿Por qué debe interesar tanto el caso de Colombia a Bolivia?
Ya dijimos que las transnacionales pagaron a grupos paramilitares para crear conflictos y desarticular a los movimientos sociales. En Colombia tenemos alrededor de 20 empresas privadas militares trabajando, pagadas por el Pentágono, con alrededor de 2.000 empleados, que están llevando a cabo operaciones militares de seguridad, asesorando y entrenando al ejército colombiano. No es sólo la presencia física o trabajo práctico, sino la adoctrinación de ciertos modelos militares que son propagados por esas empresas, algo similiar a la Escuela de las América donde asistieron los militares de la región en los setenta y ochenta.
El que estas empresas lleguen a estos países abre la posibilidad para que EEUU tenga una información directa del campo de batalla, sin tener que poner su confianza en ejércitos nacionales, sino en empresas que regresan la información al Pentágono y tienen un pie dentro de la zona de conflicto. Y hay una empresa que es la DynCorp, la más grande con 30.000 empleados en el ámbito mundial (Afganistán, Europa, Colombia, igual está en Bolivia en el marco de la lucha antinarcóticos). Es la empresa que más ganó en el presupuesto destinado a la lucha antinarcóticos, con 1.000 millones de dólares.
Además, en Colombia, eso le permite a EEUU tener un nexo directo con las transnacionales y hacer un cuadro de las zonas de conflicto. Esto con un número de periodistas a favor de la tendencia norteamericana, y las transnacionales también se apoyan en las ONG; hay un cierto número que a nadie se le ocurre cuestionar, porque tenemos idea que son algo bueno, pero en el sur de Colombia hay 80 ONG que son financiadas directamente por EEUU, y el papel que hacen es de espionaje, espían las estructuras sociales y luego producen ciertos proyectos para destruir del tejido social y allanar el camino de las transnacionales de los recursos naturales. No sólo se destruye la red social sino también las posibilidades de solución a futuro en beneficio de las empresas militares privadas para que siga el conflicto y allanan el camino de las transnacionales para que no tengan frente de lucha, o si lo tienen esté debilitada. Esto debe interesar a Bolivia donde hay conflictos. ¿Quiénes financian?

¿Qué vislumbra a futuro?
El panorama debe preocuparnos. Las empresas militares privadas ganan hasta que haya guerra, entonces ¿por qué parar la guerra?, como en Irak. Igual apoyan el conflicto, aparte que muchas empresas transnacionales tienen la posibilidad de sacar ganancias por situación conflictiva. A futuro, lo preocupante es que si más aumenta el papel de las empresas privadas, más nos debe preocupar la ampliación de conflictos o de creación de nuevas guerras para que éstas tengan nuevas posibilidades de ganancia.